sábado, 18 de junio de 2011

Y CON DOS... TITULO

No puedo dejar pasar este fin de curso sin hablar de uno de los grandísimos fallos de nuestro ¿perfecto? sistema educativo: la titulación de la ESO. Por si ustedes no lo saben, yo se lo explico: cualquiera que tenga dos asignaturas suspensas, sean éstas cuales sean, lleva título. Es decir, finaliza una etapa educativa OBLIGATORIA sin tener todas las asignaturas aprobadas. Ni que decir tiene que, dado el peso, dificultad e instrumentalización de las mismas, en gran medida estas materias suelen ser Lengua y Matemáticas. Una abre las puertas a todo y otra las abre al mundo científico: imposible entender como debe ser la Física o la Química sin una buena base matemática. ¿Ustedes lo entienden? Yo menos.
Lo peor del asunto ya no es eso, de por sí sangrante. Jamás en nuestros diferentes sistemas educativos se permitió pasar de etapa sin tener todo aprobado. Lo más espantoso es constatar que el alumnado, informado de este hecho, ya ha hecho sus sumas y restas (para eso SÍ saben matemáticas) para titular con dos suspensas en septiembre. Conversación captada al vuelo en un pasillo esta semana:
-¿Te quedan muchas?
-Cuatro, pero da igual, sólo prepararé dos, las más fáciles, porque titulo con las otras dos cargadas.
-Ah, yo pienso hacer lo mismo.
Qué estupendo plan para el futuro de nuestros estudiantes, señores del Ministerio de Educación: mandar al Bachillerato a un alumnado absolutamente cojo de herramientas básicas para que sigan cojeando unos cuantos años más. Normalmente el alumno se estrella el primer año, pero da lo mismo. Acaba recalando en una FP porque alguien le ha inculcado la estúpida idea de que es más fácil y no hay que estudiar apenas. El pobrecillo y traumatizado alumno se da cuenta que de eso nada, monada. Que no hay manera de zafar, que hay que estudiar lo mismo o incluso más... que para saber hacer tintes en un ciclo de peluquería, fíjate, hay que saber Química y Matemáticas, por ejemplo. El traumatizado acaba volviéndose a su casa a contarles a sus colegas por el tuenti lo injusto que es el mundo, que para ser alguien en la vida hay que estudiar, eso en el mejor de los casos; en el peor, el individuo pasa unos cuantos años brujuleándose como puede, lloriqueando por los despachos, pidiendo aprobar con cuatros y pico y, como el sistema es PERMISIVO, recala en una carrera universitaria hinchado como un pavo real y dispuesto a comerse el mundo, aunque sea con faltas de ortografía. Se tira cuarenta años para terminarla, que no es bueno estresarse, se va de Erasmus y, con un poco de suerte, consigue algún trabajo por enchufe. Y sin faltar ni un solo fin de semana al botellón, oiga, que está mal visto poner exámenes los lunes.
Lo sigo diciendo: la vida es dura, y retrasar el momento de que el adolescente lo sepa, no hace más que agravar el tema. Todos los que tenemos cuarenta y más pasamos por el sistema de la promoción con todo aprobado. Y aquí estamos. Sin traumas. A lo mejor los que sí están traumatizados son los que hacen las leyes educativas.


viernes, 17 de junio de 2011

LA LETRA CON SANGRE ENTRA

En eso se basaba el sistema de aprendizaje antiguo, queridos alumnos: a base de palo. Literalmente. A mí nunca me pegaron, pero sí a mis hermanos. Reglazos en las manos, repelones con la llave en la cabeza, azotes, varas... cualquiera no aprendía con semejantes argumentos. Sistema que deploro, por cierto. Hay otras formas igual de eficaces sin necesidad de derramamiento de sangre, como he tenido ocasión de comprobar y constatar este año.

En mi corta vida he observado bastante la naturaleza humana: jóvenes y viejos, gente inteligente o de bajo perfil, niños o adultos, amas de casa o presidentes de multinacionales... todos estamos cortados por el mismo patrón: nadie hace nada por sí mismo si puede delegar en otra persona. Somos vagos por naturaleza, vaya, y la única manera de conseguir resultados positivos es la técnica del palo: exigir y no dar ni la hora, no bajar la guardia. Es cansado, pero es eficaz.

Empecé el curso con unas notas terribles entre mi alumnado, casi las peores de toda mi vida profesional, que ya es decir, puesto que nunca las he tenido buenas. Entre las causas, las faltas de ortografía, que bajaban 0,2 puntos cada una. Ante los numerosos lloriqueos afirmé que no me iba a apear de mi burra y que el que suspendía por faltas ya podía ir poniéndose las pilas, porque yo no tenía pensado cambiar mi forma de pensar ni de actuar.

En el segundo trimestre, la mayoría del alumnado había rebajado sensiblemente su porcentaje de faltas ortográficas y, consecuentemente, subido sus calificaciones. Habían aprendido la lección. Habían entrado por el aro. El sistema de siempre, a base de palo, había funcionado. Así que lo hice extensivo a otros aspectos de la materia, como las destrezas para extraer, resumir y presentar información. Una vez más, la estrategia dio resultado. Es lo de siempre: si no exiges, nadie se tomará la molestia de mejorar.

Empezamos muy mal, con un 10-15% de aprobados, y terminamos con un 50%. Y me hago una reflexión de cara al año que viene: hay que exigir más, cuanto más pides, más te dan y más consigues del alumnado. Échense a temblar...

jueves, 2 de junio de 2011

EL ESQUEMA (I)

 Ahora que ya hay que ir pensando en septiembre, convendría hacer una aproximación al esquema. La mayoría del alumnado se echa a temblar sólo de escuchar la palabra. Sin embargo, los esquemas son de extrema utilidad cuando hay que estudiar mucha materia y ayudan a aclarar y ordenar las ideas. El esquema tiene dos funciones básicas: decir lo máximo con el menor número de palabras y presentar las ideas que pertenecen a un mismo campo ordenadas bajo un mismo epígrafe. No es tan difícil. Hagamos primero un ejercicio de agrupamiento y orden.
Pongamos que tenemos las siguientes palabras y nos mandan agrupar las que tienen algo en común. Para hacerlo más fácil, pondré en qué epígrafes tienen que ir clasificadas:

mesa, vestido, copa, sandalia, libro, cama, tenedor, bolígrafo, servilleta, pantalones, diccionario, plato sopero, estantería.

Las categorías de los epígrafes son: muebles-prendas de vestir-material escolar, menaje del hogar.

Ahora hay que "recolectar" los que pertenecen al mismo epígrafe:

mesa, cama, estantería: muebles
vestido, sandalia, pantalones: prendas de vestir
copa, tenedor, servilleta, plato sopero: menaje del hogar
libro, bolígrafo, diccionario, estantería: material escolar.

El próximo día haremos un ejercicio más complicado.