En el XL SEMANAL de la semana pasada leí un artículo interesantísimo sobre los últimos 50 años de educación en España. Analizaba el sistema de enseñanza desde la tarima, la vara y el "Don Fulanito" de los años 50-60 hasta el "Vete a la mierda, profe", la pizarra digital (quien tenga la suerte de tenerla) y la evaluación diagnóstica de la actualidad, pasando por el plan por el que yo estudié: el de 1970 (una ya va vieja). Como usuaria, me ha tocado ¿padecer? el ya citado de 1970 y el actual, sólo que en diferentes lados de la tarima. Del primero tengo noticia porque fue el que siguieron mis hermanos. Los pobres aún sienten escalofríos cuando escuchan la palabra "reválida".
Soy una detractora absoluta de la LOGSE y sus primas hermanas, no lo puedo remediar. Ya antes de ser docente lo era. Considero que es un sistema proteccionista que lo único que consigue es infantilizar todavía más a los niños, creándoles una dependencia casi enfermiza del profesor, castrando su autonomía y su capacidad de tomar decisiones. Lo vivo todos los días en el aula. Los alumnos buscan una protección, un refuerzo positivo y una ruta prefijada y estanca, olvidando que yo no soy su madre ni tengo ganas de serlo. Su tolerancia a la frustración es baja, no tienen afán de superación. Lo quieren todo y lo quieren ya, poniendo lo mínimo de su parte. No es culpa de ellos, el sistema los ha educado así desde que les sacan el chupete de la boca. El problema es que la sociedad y el mercado laboral son cada vez más competitivos y ellos no salen preparados para enfrentarse a eso; no sólo académicamente, sino también psicológicamente, lo cual es mucho más dramático. Al toparse con el mundo real, tan distinto a lo que ha vivido hasta ahora, a su cómodo nido, el estudiante se lleva, cuando menos, un chasco tremendo. Y yo me pregunto... si se ha desmostrado en la práctica (fracaso escolar, bajo acceso a la universidad...) hasta la saciedad que el sistema no funciona ¿por qué sigue en vigor?
Podría hablar horas sobre las carencias que le encuentro al sistema, pero como hay gente que lo hace mejor que yo, cito literalmente fragmentos de ese reportaje al que me refiero:
«El libro de texto se parece a una página web: muchas imágenes y poco texto. Tiene una estructura muy fragmentada, en la que los contenidos son como píldoras sobre las que el alumno puede saltar sin seguir una secuencia. El niño ya no tiene que leer tres páginas seguidas. Por tanto, no tiene que resumir o estructurar mentalmente los textos. La información está tan condensada que el estudiante solo debe aprenderla. Lo trágico es que se pierden habilidades instrumentales básicas, la capacidad de comprensión lectora o la destreza para entender textos más amplios», se lamenta Gabriela Ossenbach, catedrática de Historia de la Educación de la UNED.
Así de simple, así de tonto... Poco se puede hacer con tres horas de Lengua a la semana en la ESO (cuatro en primer curso) para enseñar no sólo el temario correspondiente, sino también lo que no se ha aprendido en los años anteriores (como no estudian de memoria ciertas cosas porque es traumático, las olvidan rápidamente) e incidir en destrezas básicas como la lectura comprensiva, la expresión, la ortografía... Es decir: preparar a una persona para que vaya a solicitar un empleo digno sin que haga el ridículo, con un currículum bien redactado y bien presentado, que sepa hablar con un vocabulario un poco amplio y escogido, sin balbucear, sin usar palabras-comodín, demostrando que domina los registros. No sólo eso, el aspirante a un empleo tendrá que demostrar, en algún momento, que es capaz de planificar tareas y resolverlas utilizando sus propios recursos, sin buscar continuamente la aprobación o el apoyo de un tercero. ¿Cómo van a planificar tareas si ni siquiera son capaces de hacer un resumen en tres puntos de un texto sencillo? ¿Cómo van a hacerlo si tiran la toalla la primera vez que lo intentan y ven que les sale mal?
Muchos de ustedes pensarán que la tarea es nuestra, de los profesores. Yo digo que sin un respaldo de toda la sociedad en esta empresa nunca llegaremos a buen puerto. Ahora a lo mejor no importa, veremos lo que pasa cuando el mercado laboral se empiece a poblar de gente que no está preparada para ello. Ya me contarán ustedes. Yo no me llevaré ninguna sorpresa, desde luego.
Cuando el mercado laboral se llene de gente sin preparación... en el sector de la educacion que eso suceda, la verdad, asusta.
ResponderEliminarTe aconsejo lo mismo que a todo el mundo: hazte un plan de jubilación, porque si esperamos que ellos nos paguen las pensiones vamos de cráneo... No asusta, pone los pelos de punta. Como decimos aquí: ARREPÍA
ResponderEliminarUna opción, que yo ya sigo, es pasar de los libros de texto (muy cómodos para el profesor especialista en poner voz al libro). Hay que romper esta tendencia hacia la burricie como sea, y las instituciones no van a ayudar porque me temo que empiezan a estar en manos de las hordas de la ESO.
ResponderEliminarMuy bueno el artículo, Morgana.
Besos.
Nunca he usado libro de texto, jamás. Y pienso seguir igual. Gracias, Hortensia. Un besazo.
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